La arquitectura de este edificio se distingue por su extensa cubierta, que descansa sobre siete robustos marcos de hormigón armado. Esta imponente cubierta no solo ofrece un refugio funcional, sino que también crea un efecto visual de gran impacto, conferiendo a toda la estructura una sensación de monumentalidad y solidez.
Debajo de la cubierta, se encuentran varios bloques modulares, destinados originalmente a albergar talleres. La elección de los bloques modulares no es solo práctica, sino también estética, permitiendo una configuración flexible y adaptable de los espacios interiores, según las necesidades operativas.
Uno de los elementos más característicos y fascinantes de esta construcción es el amplio intersticio que se crea entre los bloques modulares y el suelo de la cubierta. Esta solución arquitectónica no solo mejora la ventilación y la luminosidad natural dentro de los espacios, sino que también contribuye a conferir un notable impulso estructural al edificio. La luz que se filtra desde el intersticio y las sombras que se crean durante el día añaden dinamismo y ligereza visual, contrastando con la robustez de los materiales utilizados.
A pesar de la ingeniosidad del diseño y la solidez de la construcción, el edificio se encuentra lamentablemente en estado de abandono desde hace tiempo. Esta condición de deterioro ha dejado huellas evidentes en la estructura, que muestra signos claros de desgaste. Sin embargo, incluso en este estado, se puede apreciar la originalidad y la majestuosidad de la arquitectura. La intervención para su recuperación y rehabilitación podría devolver al edificio su antiguo esplendor, haciéndolo nuevamente funcional e integrándolo en el contexto urbano contemporáneo.
La arquitectura de esta estructura representa un ejemplo significativo de cómo los elementos funcionales y estéticos pueden armonizarse, creando una obra que, a pesar del paso del tiempo y las vicisitudes, sigue suscitando admiración y respeto. La recuperación de edificios como este no solo conserva el patrimonio arquitectónico, sino que también contribuye a dar nueva vida y utilidad a estructuras que aún tienen mucho que ofrecer.
La carrera hacia el mar (1960-1969)
A finales de los años cincuenta, la transformación del territorio para fines turísticos ya era evidente, definida por los planes urbanísticos para Lignano Sabbiadoro, Lignano Pineta y Lignano Sud (Riviera). Con el boom económico de los años sesenta, la explotación intensiva aumentó notablemente. Entre 1960 y 1970, el número de plazas y de visitantes se triplicó. Las diferentes estrategias urbanísticas adoptadas para Sabbiadoro, Pineta y Riviera llevaron a resultados diversos. Los proyectos de D'Olivo para Pineta y de Piccinato para Riviera lograron moldear el territorio y resistir al deterioro especulativo. Los años de la "carrera hacia el mar", celebrados por la Triennale de Milán de 1964, marcaron una transformación significativa del paisaje italiano. Sin embargo, la destrucción de las costas estaba en marcha, representando el lado negativo del boom económico. A mediados de los años sesenta, en contraste con esta tendencia, Pineta y Riviera emergieron como ejemplos positivos de planificación urbanística para centros turísticos.